El Starship 3.0 de Shell acaba de aterrizar, y no viene del espacio, sino de la carretera, con un diseño y rendimiento que podrían transformar el transporte de carga. Este camión de clase 8, que parece más una nave espacial que un vehículo convencional, es la tercera versión de una iniciativa que comenzó en 2018 con un objetivo claro: llevar la eficiencia al máximo sin construir un camión desde cero.
¿El resultado? El Starship 3.0 logró un impresionante rendimiento de 9 millas por galón, incluso cargando 80,000 libras, el límite permitido para la industria. Eso significa que el nuevo modelo es 3.23 veces más eficiente que sus predecesores, según las pruebas validadas por el North American Council for Freight Efficiency.
¿Qué hay de nuevo bajo el capó? Un motor de gas natural Cummins X15N, que reemplaza al tradicional diésel. Shell eligió esta opción pensando en la infraestructura existente y en la posibilidad de que las flotas lo adopten hoy mismo. Aunque un motor de gas natural es ligeramente menos eficiente en consumo, reduce las emisiones de CO2 en un 15% y necesita menos mantenimiento.
Pero la eficiencia no es solo cuestión de motor. La cabina ligera de fibra de carbono con formas aerodinámicas y un parabrisas inclinado corta el viento como cuchillo en mantequilla. Además, el Starship 3.0 incluye cámaras en lugar de espejos y neumáticos de baja resistencia para maximizar el rendimiento.
Más allá de su apariencia futurista, este camión demuestra que no hace falta esperar a tecnologías del mañana para lograr una conducción más limpia y eficiente. El futuro del transporte de carga está aquí y Shell ha puesto en marcha la nave que lo hará posible.